Las agujetas, ¿qué son y cómo se tratan?
Oct201325

Las agujetas son un tema recurrente entre las personas que realizan deporte habitualmente, y (más aun) entre las que retoman el ejercicio tras un periodo de inactividad. Hoy vamos a tratar diversos mitos sobre ellas y como ayudar a superarlas.

¿Pero qué son realmente?

El nombre científico es DOMS, en inglés «delayed onset muscle soreness», que traducido, significa dolor muscular de aparición tardía. Este dolor o molestia es más frecuente en personas desentrenadas y principiantes. También pueden aparecer ante aumentos en la intensidad o duración de nuestra rutina.

Este dolor aparece 24/48 horas después de la actividad, y es distinto al realizado durante el entrenamiento, con una localización más aguda y molesta. Aunque son incomodas, estas molestias no son más que micro roturas musculares en respuesta al estrés producido por el entrenamiento, sí después se come y descansa correctamente, estas fibras se reconstruyen más grandes y fuertes, produciendo un crecimiento muscular.

Uno de los mitos a tratar es el origen de las agujetas, antes se creía que las agujetas eran restos de ácido láctico en el músculo que pinchaban y hacían pequeños desgarros en el músculo, esto se ha visto que no era cierto, ya que personas que no pueden producir ácido láctico también sufren este dolor.

El origen de las agujetas es el desgarro microscópico de las fibras musculares. La cantidad de dolor tardío corresponde a la fuerza y el tiempo del ejercicio, así como el tipo de ejercicio realizado. Cualquier movimiento que no estemos acostumbrados a realizar, podrá producir agujetas, pero es más fácil sufrirlas tras movimientos excéntricos, como por ejemplo, bajar escaleras, correr cuesta abajo, o la fase de descenso de una sentadilla. Estos desgarros pueden crear también una inflamación en el músculo trabajado.

¿Cómo tratarlas y prevenirlas?

Siempre hemos oído que el agua con azúcar es bueno para que desaparezcan las agujetas, también se habla del bicarbonato y las sales, pero estos remedios caseros no tienen ningún fundamento científico. El agua con azúcar se creía eficaz porque se pensaba que ayudaba a que los cristales de ácido láctico desaparecieran, pero es que no hay ningún cristal que hacer desaparecer. La mejor manera de tratar las agujetas es con antinflamatorios, como por ejemplo cremas, a la vez que no suspendemos totalmente la actividad física. Esta, a una intensidad moderada será beneficiosa para superar las agujetas, ya que activa la zona y favorece el riego sanguíneo y reduce los metabolitos.

Para prevenirlas, es conveniente realizar siempre un buen calentamiento e ir subiendo la intensidad de la sesión progresivamente, así como realizar una correcta vuelta a la calma al finalizar la sesión de entrenamiento, ayudándonos de estiramientos suaves. En ejercicios de musculación, podemos aplicar la regla del 10 por ciento, al comenzar una nueva actividad empezar lentamente y aumentar el tiempo y la intensidad no más del diez por ciento a la semana.

¿Es bueno tener agujetas?

La respuesta es: depende.

En principio, las agujetas en un sujeto que entrena regularmente podrían considerarse positivas, ya que serían la prueba de que el trabajo ha sido intenso y efectivo (es decir, hemos enfrentado al cuerpo a una situación estresante, que le supera y que le obliga a adaptarse, a mejorar para soportar dicho estrés si dicha situación vuelve a producirse). Dicho esto, hay que asegurarnos que vigilamos correctamente los parámetros de progresividad y adecuación del entrenamiento, si no lo hacemos, las agujetas seguramente aparecerán por haber realizado un trabajo muy por encima de nuestras posibilidades, lo cual no es seguro, ni saludable, ni útil. Ya que lo que seguramente consigamos únicamente sea inmovilizarnos y desanimarnos. Para ello es buena la experiencia en los entrenamientos realizados, saber hasta dónde podemos llegar, e irnos superando poco a poco.

Espero haberos ayudado a que conozcáis más sobre las agujetas, y a desmitificar un poco el asunto.

Alberto Esguevillas

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